miércoles, 16 de octubre de 2019

Mi Ultimo Encuentro Livia

Mi nombre es Livia, tengo 29 años, soy rubia, soy de São Paulo, soy fotógrafa y esto me ha ganado maravillosas aventuras. No me malinterpreten, soy muy profesional, pero a veces enrollo a un cliente después de ser fotografiado con ganas de salir por algo y a veces lo hace.

Te diré mi última vez porque era algo que quería pero no esperaba y estaba delicioso.

Este es el hermano de una novia que fotografié. Jonas El moreno es alto, tiene una piel más negra y Dios mío. Que tono de piel. Casi dos metros de altura. Con la capacidad de hacer que cualquiera se caliente. Además, todo sigue siendo educado y bueno para hablar.

Durante el ensayo fue muy servicial y parecía muy feliz por su hermana, que también es dulce y hermosa por la que morirse. Una morena detiene el tráfico. Fue uno de los ensayos más fáciles que he hecho.

Unas semanas después estaba en un bar, ya loco por el tequila cuando recibí un mensaje de un número desconocido.

- “Qué coincidencia que los dos estemos aquí. Te ves hermosa hoy. Me quedaré aquí simplemente admirándote.

Miré a mi alrededor buscando una cara familiar y no vi a nadie. Entonces fui a la pista de baile con un amigo. Cuando lo había olvidado y ya no intentaba llamar la atención. Jonas alcanzó detrás de mí, agarró mi cintura, acarició la polla ya dura en mi culo.

"Juro que solo traté de mirarte pero me estás volviendo loco al piso así".

Lo miré y me mordí el labio, dando la señal de que estaba de humor.

- Sácame de aquí. - pregunté, volviéndome para mirarlo.

No tuve que preguntar dos veces. Me llevó a un departamento cerca de donde estábamos y en el elevador ya estaba besando mi cuello. Tirando de mi cabello con una mano y la otra firmemente sobre mi trasero. Y me enfrento al espejo, viéndome enloquecer, ya con el coño de meladinha queriendo polla.

Cuando entramos en el apartamento, pronto se estaba desnudando. Me recogió y me sentó en el mostrador de la cocina. Me quité el vestido, él tomó sus bragas y sonrió cuando vio que yo estaba fuera.

- Bajando al suelo sin bragas, perra. Quiero verte hacer esto por mí ahora, pregunta capciosa.

Fuimos a la habitación y comencé a bailar y a moverle la cola.

- Se rueda aquí en mi cara.

Hice lo que dijo y moví el coño y la cola en su boca. Estaba delicioso su lengua en mi coño y mi culo. Pero no pude soportarlo más y decidí hacerlo en su polla. Aaah y que idiota. Estaba bajando y la enorme polla me estaba abriendo, volviéndome loco. Cuando me encontré, no pude dejar de montar esa mierda. Mi coño estaba ardiendo y estaba loca de placer.

- ¡Me chupa todo!

Me acosté en la cama y él me besó en la lengua, me chupó los senos, la barriga y el canoso mientras me metía tres dedos en el coño. Gemí y me retorcí en la cama. Tomé su polla y apunté a la entrada de mi coño.

- ¡Ahora follame duro porque me gusta así!

- ¡No hables tan pronto como me caiga!

Y pon la polla de una vez. Lo saqué, golpeé fuerte y me volví loco. Gemí, maldije y pregunté más fuerte.

- Santo, delicioso, perro. Que delicioso coño.

- Delicioso me estás comiendo sabroso así. Ve, toma suficiente, acaba conmigo y haz que me corra.

Estaba muy emocionado, cuanto más se ponía, más quería esa paleta en mi coño. Gimió junto conmigo mientras me follaba y me hacía aún más loco de placer.

Estuvimos así durante unos diez minutos, en este delicioso juego de

"No vendré ahora, quiero follar más"

hasta que no pude soportarlo, dejé escapar un fuerte gemido al sentir el orgasmo venir y entrar en esa polla. Sentí que mi orgasmo lo llevó a un pico porque poco después sentí su jodido brote en mi coño.

Los dos nos quedamos allí. Cansado y satisfecho Nos duchamos juntos, de la misma manera. Besos, manos y nada más. Cuando me llevó a casa, recordé la mierda y me prendió de nuevo.

"Te voy a chupar", le dije, abriendo sus pantalones cortos.

"Pero estoy detrás del volante y no puedo subir a comerte".

- Lo resuelvo aquí, relájate.

Lamí toda su polla y dejé su baba por todas partes. Luego luché por succionar, él gimió y acarició mi cabeza.

- Qué asco es eso. Todavía mi perra, chupa esta polla hasta que te dé leche en la boca, vete.

Seguí luchando por chupar hasta que estacionamos. Comencé a chupar las bolas mientras masturbaba la polla y él gimió, haciendo que mi coño se volviera delicioso nuevamente.

Cuando volví a poner la boquita en su cabecita, me empujó la cabeza y me cogió la boca. Rápido y duro, haciéndome ahogar.

- Esa perra, aaah, mamá. Perra, te cojo la boca muy sabrosa. Aah

Mientras él me follaba la boca, masajeé sus bolas. No pasó mucho tiempo antes de que me chorreara en la garganta.

Todo ese semen en mi boca cerró mi noche con una llave dorada.

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